lunes, 22 de agosto de 2016

El legado de Phelps y Bolt

El nadador estadounidense (31 años), tras regresar a la piscina casi dos años después de su primera retirada posterior a Londres 2012, abandona definitivamente la competición. En Río, añadió cinco oros y una plata a un palmarés olímpico único: 23 oros, 3 platas y 2 bronces. Mientras, el atleta jamaicano, que cumplió 30 años el último día de los Juegos, estirará su carrera hasta los Mundiales de Londres 2017, pero no hasta Tokio 2020. Su portentosa zancada le llevó en la pista azul del Estadio Engenhao al histórico triplete: campeón en 100, 200 y relevos 4x100 metros en Pekín 2008, Londres 2012 y Río 2016. El olimpismo se queda huérfano de mitos para Tokio 2020. Sensación de vértigo.



Phelps y Bolt se van.


No estarán dentro de cuatro años en los Juegos de Tokio 2020.

El olimpismo despidió en Río 2016 a sus dos mayores glorias modernas. Los más grandes.

Héroes.

La Grecia antigua no dudaría en esculpir estatuas de los héroes Phelps y Bolt.

La historia está escrita. El legado, también.

Despedida en Río, como no podía ser de otra manera, a la altura de sus mayestáticas carreras.

Complicado responder quién ha dado más a quién. Si los Juegos Olímpicos a Phelps y Bolt o Phels y Bolt a los Juegos Olímpicos.

Le costará el olimpismo encontrar a sus sustitutos. Si es que lo consigue.

Un problema futuro, más próximo de lo que parece, para el movimiento olímpico.

Las irrepetibles figuras de Phelps y Bolt facilitaban la venta del producto Juegos Olímpicos.
Veremos sin ellos.

La historia de los cuatro últimos Juegos (Atenas 2004, Pekín 2008, Londres 2012 y Río 2016) se escribe de épica en épica de Phelps y Bolt, el jamaicano a partir de Pekín.


Usain Bolt y Michael Phelps festejan alguna de sus victorias en los Juegos de Río 2016.
Fotos: www.olympic.org
Michael Phelps (Baltimore-Maryland, Estados Unidos – 1985) fue el más precoz. Con apenas quince años, se colocó ya el bañador en Sidney 2000. Debutó en la quinta serie de los 200 metros mariposa el 18 de septiembre de 2000. Phelps dejó la impronta.

El Tiburón de Baltimore, que ya concentraba muchas miradas por su insolente juventud (olímpico masculino más joven en la potentísima natación estadounidense en 68 años), se impuso en su primera carrera olímpica a instituciones como el ruso Denis Pankratov (doble campeón olímpico en 100 y 200 metros mariposa en Atlanta 96) y el francés Franck Esposito.

Ese chico era distinto.

Phelps, semifinales mediante, se coló en la final. Se le escapó el podio, a apenas 33 centésimas del bronce del australiano Justin Norris.

Pero el adolescente Phelps aprendió en Sidney.

Y comenzó el show en Atenas 2004: seis oros (100 y 200 metros mariposa, 200 y 400 metros estilos y los relevos 4x100 metros estilos y 4x200 metros libres) y dos bronces (200 metros libres y 4x100 metros libres).

A Phelps no le asustaba nada. Aceptó el reto de los 200 metros libres en una prueba mítica. Phelps acompañó en el podio al australiano Ian Thorpe, campeón olímpico con récord del mundo, y el holandés Pieter Van Den Hoogenband, plata. Otro ilustre, el australiano Grant Hackett, se quedó fuera del podio: quinto. Una final que ha pasado a la historia del olimpismo.

En Atenas, Phelps fue ya el rey de los Juegos.

Volvió a Pekín 2008 para superarse: ocho oros (200 metros libres, 100 y 200 metros mariposa, 200 y 400 metros estilos y los relevos 4x100 metros libres, 4x200 metros libres y 4x100 metros estilos).

Ocho oros. Nunca antes había pasado. Nunca más volverá a pasar.

Lo más cercano son los tres oros, cuatro platas y un bronce del gimnasta soviético Alexander Dityatin en Moscú 1980.


Phelps ha ganado cinco oros y una plata en Río. Se retira con 28 medallas olímpicas
(diez más que el siguiente deportista olímpico más glorioso, la gimnasta Larisa Latynina),
con 23 oros, 3 platas y 2 bronces.
Lo del discípulo de Bob Bowman en el Centro Acuático Nacional de Pekín, aquel hijo de una madre soltera que lo apuntó a natación para solucionar su hiperactividad, fue algo verdaderamente histórico.

Pero, pese a la gesta de Phelps, le tocó compartir la gloria en Pekín con un asombroso velocista jamaicano: Usain Bolt (Sherwood Content-Trelawny, Jamaica – 1986).

Un genio de la pista. Un genio, además, con un innegable carisma.

El espectacular Nido del Pájaro de Pekín asistió al nacimiento de una estrella de dimensiones incomparables.

16 de agosto de 2008.

Un gigantesco jamaicano de 22 años y 195 centímetros, a cuyo lado los enormes y más ilustres velocistas parecían niños, se proclamaba campeón olímpico tras destrozar el récord mundial de los 100 metros: 9.69 segundos.

Bolt había avisado dos meses y medio antes en un mítin en Nueva York. Había arrebatado, por dos centésimas, la plusmarca mundial que estaba en poder de su compatriota Asafa Powell.

El oro en los 100 metros tuvo compañía. Cuatro días después, Bolt dejaba a todo el planeta con la boca abierta: oro y nuevo récord en los 200 metros lisos, con una marca de 19.30 segundos. Rebajó en dos centésimas el récord del célebre Michael Johnson en Atlanta 96.

Quedaba el colofón en los relevos 4x100 metros lisos, en compañía de Nesta Carter, Michael Frater y Asafa Powell: oro y nuevo récord mundial (37.10 segundos).

Los ocho oros de Phelps en Pekín encontraban respuesta en los tres oros, con tres récords mundiales, de Bolt.

El olimpismo sonreía. Phelps y Bolt. Dos colosos frente a frente.

Londres 2012 fueron, como Pekín 2008, los Juegos de Phelps y Bolt.

El nadador estadounidense se colgó seis medallas: cuatro oros (100 metros mariposa, 200 metros estilos y los relevos 4x100 metros estilos y 4x200 metros libres) y dos platas (200 metros mariposa y 4x100 metros libres).

Phelps se humanizó en Londres. El sudafricano Chad Le Cros le batió en la final de los 200 metros mariposa. Más dura fue la derrota en los 400 metros estilos: cuarto tras su compatriota y compañero de trayectoria Ryan Lochte (oro), el brasileño Thiago Pereira (plata) y el japonés Kosuke Hagino (bronce).

Con 27 años, tras tres Juegos Olímpicos con 22 medallas: 18 oros, 2 platas y 2 bronces, Phelps se cansó de nadar. Anunció en Londres su retirada.


El velocista jamaicano Usain Bolt, en las finales de los 100 y 200 metros
en los Juegos Olímpicos de Río.
Bolt también se humanizó en Londres. El jamaicano seguía siendo el mejor, pero sus límites ya no se traspasaban.

Tras Pekín 2008, Bolt rompió, de nuevo, los records de 100 y 200 metros en los Mundiales de Berlín 2009, con 9.58 y 19.19 segundos. No ha vuelto a correr tan rápido.

En Londres, Bolt se ‘limitó’ a cumplir. Show en la pista y tres oros más en 100, 200 y 4x100 metros lisos.

Río 2016 ha sido el capítulo final de los dos grandes héroes modernos olímpicos.

Phelps, que regresó a la competición en la primavera de 2014, ha puesto el epílogo soñado a su carrera. Soñado e inesperado no hace mucho.

El nadador estadounidense asumió mal su retirada. Se deprimió. Se descuidó. Cayó donde no debía.

Las depresiones y el alcohol le jugaron una muy mala pasada.

La piscina, quién si no, le rescató.

Ahora Phelps sí está listo para el adiós.

Deja seis medallas olímpicas más en Río, con cinco oros (200 metros mariposa, 200 metros estilos y los relevos 4x100 metros libres, 4x100 metros estilos y 4x200 metros libres) y una plata (100 metros mariposa). El singapurense Joseph Schooling le ganó con claridad en la final de los 100 mariposa. Phelps compartió la plata con dos rivales clásicos en su carrera: el sudafricano Chad Le Clos y el húngaro Laszlo Cseh.

Pasadas las once de la noche (en Río de Janeiro) del domingo 14 de agosto, la competición acababa en la piscina.

Lo hacía a la grande. Con la última carrera de Michael Phelps. Nadaba la tercera posta, la de mariposa, en la final de los relevos 4x100 metros estilos. Dejaba a su equipo camino al oro.

“Esta es la última vez que me habéis visto competir en el agua”, se despidió el héroe olímpico Michael Phelps tras el oro de los 4x100 metros estilos.

“No voy por otros cuatro años, eso lo sostengo. Pude hacer todo lo que quería en este deporte, fueron 24 años. Estoy feliz por cómo las cosas terminaron. Fue para eso para lo que regresé del retiro en 2012”.

A Bolt le queda un año.

El jamaicano tampoco estará en Tokio 2020.

Se quedará en tres Juegos Olímpicos con un palmarés portentoso: triple campeón en 100, 200 y 4x100 metros lisos.

Tres oros en Río. Como en Londres, sin récord.

Bolt sigue siendo el mejor…, pero los años no perdonan.

Se quiere ir como el más grande.

Y se irá como el más grande.

“He demostrado al mundo que soy el más grande. He tenido que aguantar mucha presión para conseguir regresar con éxito en tres Juegos Olímpicos consecutivos, pero la misión está cumplida”, sentenció Bolt tras cerrar su tercer triplete olímpico.

Bolt, camino de cerrar el histórico tercer triplete olímpico con el oro en el relevo corto.
Objetivo cumplido.

“Cuando logré las tres victoria en Pekín, en el 2008, fui feliz. La segunda vez, en Londres, en el 2012, se trataba de un reto. Y aquí en Río ha sido sencillamente increíble. Era algo que esperaba, que ansiaba, para poner el listón tan alto que nadie pueda llegar a él nunca más. Estoy orgulloso de lo que he hecho”, ha subrayado Bolt.

El jamaicano, con nueve oros olímpicos (tres tripletes en 100, 200 y 4x100 metros), ya lo ha hecho todo en los Juegos.

Poco importa que no alcance los nueve oros (cuatro consecutivos en salto de longitud) y una plata de Carl Lewis o los nueve oros y tres platas del finlandés ‘volador’ Paavo Nurmi.

Es el más grande de todos los tiempos (incluidos los desconocidos) en la pista de atletismo.

Y, con respeto de Michael Phelps, el más grande en la historia olímpica.

No habrá más.

“Estos son mis últimos Juegos, lo siento chicos”, se ha disculpado Bolt.

Río 2016 ha sido el legado de Michael Phelps y Usain Bolt.

Costará mucho encontrar a alguien capaz de sustituirlos.

El olimpismo, a cuatro años de Tokio, ya añora sus retiradas.

No habrá otros como ellos.