viernes, 14 de abril de 2017

La rivalidad Warriors-Cavs

Golden State, de la mano de los Splash Brothers (Stephen Curry y Klay Thompson) y Andre Iguodala, se llevó el anillo hace dos temporadas. Cleveland, con un imperial LeBron James, secundado por Kyrie Irving, se vengó un año después. ¿Habrá un tercer pulso consecutivo en las Finales de los playoffs 2017? Nunca ha pasado en la historia de la NBA. Ni siquiera entre Lakers y Celtics.

Previa playoffs 2017: Golden State y Cleveland se preparan para el desempate

Stephen Curry y Kyrie Irving, en las últimas Finales de la NBA. 
Foto: Nathaniel S. Butler / NBAE vía Getty Images (www.nba.com/cavaliers)
LeBron es casi el único que no lo tiene claro: “No les miro como rivales. Es un gran equipo, ha sido el mejor equipo en los últimos dos-tres años. Es simplemente el próximo partido. Es un equipazo, el mejor en la competición, y así ha sido los últimos años. Pero no vamos a centrarnos exclusivamente en este partido”, precisó James antes de la última visita de Cleveland al Oracle Arena, hogar de los Warriors, en el pasado mes de enero.

La estrella de los Cavs matizó posteriormente sus palabras: “No creo que sea una rivalidad. Somos dos equipos con aspiraciones. No creo haber tenido una rivalidad desde que estoy en la NBA. Simplemente muchos jugadores cambian de equipo y de ciudad. Es muy distinto a los ochenta, cuando estaban los Celtics y los Lakers enfrentándose tantas veces, por lo que no considero que haya una rivalidad (ante los Warriors)”.

En la Bahía lo ven de otra manera: “Sí, es una rivalidad. Soy nuevo aquí, pero la mayor parte de los chicos se han enfrentado desde las dos últimas Finales bastantes veces. Desde Steph a LeBron, Klay, Shumpert, JR Smith, Kyrie… y Draymond, es un grupo de jugadores que se conocen entre ellos. Es bueno para nuestro juego, bueno para la competición y debería ser divertido”, ha replicado Kevin Durant.

El alma de estos Warriors, Draymond Green, ha corroborado la opinión de Durant: “Sí, creo que esto es una rivalidad. Es muy divertido, un equipo al que ganas y luego te gana a ti, es muy divertido, desde luego. Si echas un ojo a los dos últimos años y a éste, hemos sido los dos mejores equipos, así que sí creo que es una rivalidad y unos partidos divertidos de jugar”.

La realidad está mucho más próxima a las palabras de Durant o Green que a las reservas de LeBron. Los dos últimos campeones. Los dos últimos finalistas. La NBA, tan aficionada a las estadísticas y los records, tiene ante sí un escenario inédito: unas terceras Finales consecutivas entre las dos mismas franquicias. Toda una rivalidad para regocijo de la repercusión mediática de la competición. Nunca ha pasado antes. Ni siquiera entre los Lakers y los Celtics en los sesenta y en los ochenta. Como mucho, dos Finales consecutivas. Nunca tres.

Los Warriors se llevaron el anillo en 2015 en una serie a seis partidos (4-2), con Andre Iguodala como MVP tras enfrentarse a un imperial pero solitario LeBron James (35,8 puntos, 13,3 rebotes y 8,8 asistencias por partido) y con Stephen Curry, Klay Thompson y Draymond Green derrotando a unos Cavs con dos bajas muy importantes por lesión: Kevin Love y Kyrie Irving, que apenas jugó el primer partido. La rótula de la rodilla izquierda de Irving colapsó en la prórroga del primer encuentro de las Finales. 

LeBron aceptó la derrota: “Los chicos han jugado tan duro como podían, siempre y cuando ellos han podido. Pero es que el equipo que hemos tenido enfrente…, hay que quitarse el sombrero ante ellos”.




Los Warriors conquistaron el anillo en las Finales de 2015.
Fotos: Ezra Shaw / NBAE vía Getty Images y Noel Graham / NBAE vía Getty Images
 (www.nba.com/ warriors)
No obstante, James no olvidó las bajas: “La pérdida de Varejao, uno de los corazones de nuestro equipo, uno de los grandes jugadores de nuestro equipo. Entonces perdimos a Kevin Love, un All-Star. Y perdimos a Kyrie Irving, otro All-Star. Hemos tratado de compensar esas pérdidas, pero es un montón de talento metido en sus trajes”.

Los Cavs vendieron cara la derrota, incluso se adelantaron 2-1 en la serie con un espectacular LeBron (44, 39 y 40 puntos en los tres primeros partidos de las Finales) sorprendentemente bien acompañado por los secundarios, en especial por el australiano Matthew Dellavedova y el canadiense Tristan Thompson.

Pero a Cleveland siempre le quedó la duda de qué habría pasado si hubiera contado también con Kevin Love, lesionado en el hombro izquierdo en la primera ronda de los playoffs ante Boston tras un generoso agarrón de Kelly Olynik, y Kyrie Irving.

Cleveland se cumplió una dulce venganza un año después. Los Cavs hicieron historia: primer anillo de la franquicia (rompiendo una racha de cinco décadas sin un gran título deportivo en la ciudad, desde los Browns en la NFL en 1964) y primer anillo en la NBA tras remontar un 3-1 adverso en las Finales. Los Warriors desaprovecharon tres oportunidades para revalidar el campeonato. La ausencia, por sanción, de Draymond Green en el quinto encuentro, tras acumular una cuarta falta fragante en los playoffs, cambió el sino de la serie. LeBron cumplió un sueño. Ya tenía un anillo con la camiseta de los Cavs, el equipo de su corazón.

“No me da miedo decir que es mi culpa. Lo pienso así. Creo que fue el momento en el que la serie cambió. Me puse en un lugar en el que me podían atacar y eso es lo que he aprendido: no te pongas en situaciones así. Si no me hubiese puesto en una situación así y no me hubiesen suspendido, ¿seríamos campeones? A lo mejor sí, a lo mejor no. No lo sé”, reflexionó Draymond Green sobre la relevancia de su sanción en el desenlace de las Finales.

Es cierto, la serie cambió tras la expulsión de Green, en los últimos tres minutos del cuarto partido. Los Warriors, que ganaban por diez puntos, aguantaron la victoria, pero no remataron el anillo. 

Cleveland aprovechó la ausencia de Green para llevarse el quinto partido de las Finales en Oakland, con exhibición de LeBron e Irving (41 puntos cada uno). Los Cavs no fallaron en The Q en el sexto de la serie y forzaron el séptimo. Los Warriors, agotados (ya estuvieron cerca de caer eliminados en las Finales de Conferencia ante Oklahoma) y con Curry físicamente a medio gas, cayeron en el séptimo.




Y Cleveland replicó un año después remontando un 3-1 adverso en las Finales.
Fotos: Jesse D. Garrabrant / NBAE vía Getty Images y Nathaniel S. Butler / NBAE
vía Getty Images (www.nba.com/cavaliers)
Entre Golden State y Cleveland hay muchas historias pendientes como para que no haya ya una gran rivalidad.

Los dos enfrentamientos de esta temporada lo han ratificado. En el día de Navidad, reservado para los encuentros de máxima repercusión, los Cavs volvieron a firmar una gran remontada ante los Warriors. Golden State dominaba por catorce puntos a falta de nueve minutos y medio. Irving tomó el traje de superhéroe de LeBron y, con catorce puntos en el último cuarto, frustró a los Warriors. El encuentro no estuvo exento de polémica arbitral con una posible falta de Jefferson a Durant, no señalada, en la última jugada.

Menos de un mes después, con el recuerdo fresco del partido de Navidad, los Warriors rompieron una racha de cuatro derrotas consecutivas ante los Cavs, sumando los tres últimos partidos de las Finales. Tenían muchas ganas. Golden State se rehabilitó a lo grande, con una rotunda victoria por 35 puntos.

La NBA está ansiosa por disfrutar de un nuevo capítulo de la gran rivalidad del mundo del baloncesto en los últimos tres años: Warriors vs Cavaliers. Quiera, o no, LeBron.